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  1. Al compás de Eduardo Guerrero

    miércoles, 8 de abril de 2015

    Eduardo Guerrero: Hay que dejar que cada uno interprete el Flamenco a su manera y respetar el espacio de cada artista


    El bailaor gaditano visitó recientemente la Región de Murcia en la presentación de Eterno Camarón en el Teatro Romea y ofreciendo un curso de baile en La Unión



    Eduardo Guerrero, Cádiz, 1983. Elegante. Brioso y potente. Estético. Libre. Premio Desplante en el Festival Internacional del Cante de las Minas de La Unión del año 2013. Ha pisado y triunfado en los grandes eventos flamencos de todo el mundo. El futuro es suyo...porque lo está siendo el presente. Tras el su éxito con Eterno Camarón en el Teatro Romea de la capital murciana volvió a La Unión a ofrecer su arte y su magia a las alumnas de la escuela de baile de Clotilde Corví. El mítico Restaurante El Vinagrero de la ciudad minera acogió una animada sobremesa en la que el gaditano desgranó la actualidad del flamenco, su pasado, sus ilusiones, su futuro...una maravilla poder charlar con un grande; Eduardo Guerrero.


    Al aire y a compás: Un placer compartir contigo este rato de charla y gracias por regalarnos unos minutos de tu vida. Un placer también ver tu baile, un baile potente, expresivo y emocionante ¿Qué sientes cuando estás encima de un escenario y ves al público aplaudirte a rabiar, emocionarse...?

    Eduardo Guerrero: El placer es mío poder conocerte y hacer esta entrevista aun más sabiendo que me vienes siguiendo hace un tiempo. Subirme al escenario y poder ver la ilusión de la gente, sus caras y ver como disfrutan para mi es un orgullo ya que yo siempre he pertenecido a la parte del espectador. Siempre he ido a los teatros a descubrir a grandes figuras y a gente a la que he admirado. Poder tener esa sensación ahora desde arriba y ver como puedes emocionar, encontrar afinidad y transmitir sentimientos al público es muy grande. He dicho muchas veces que a mi me gusta estar cerca del público y mi baile siempre está en conexión con ellos. Me gusta borrar el foso que separa al público del artista para que la gente pueda percibir esas ganas, esa conexión y esa transmisión a través de las miradas, los movimientos...haciéndolos partícipes para que el artista sea más grande cuando ellos están cerca de él. Es bonito llegar al final del espectáculo todos juntos con una sonrisa y con esa emoción de poder decir todos hemos disfrutado, lo hemos pasado bien y hemos llegado a ser felices en este tiempo que hemos estado juntos. Es importante que exista esa conexión entre el público y el artista.

    AYC: ¿Es duro el camino para llegar hasta donde has llegado?

    EG: Creo que ahora mismo yo sigo en ese camino, que como yo digo no tiene fin. Todo el mundo me dice tu tira hacia delante, no pares...y yo suelo decir ¿para donde es hacia adelante? Nunca quiero llegar a ninguna meta, ni necesito estar situado en ningún sitio específico. Trato de ser feliz y caminar hacia delante con la visión de sentirme satisfecho con lo que hago, emocionar, poder conseguir cosas que he soñado y que hoy en día se cumplen. Porque los sueños se cumplen y se hacen realidad y para mi uno de mis sueños se está haciendo realidad, poder seguir encima de los escenarios, emocionar a la gente y poder transmitir como es mi baile.

    AYC: Sueño que comenzó con 6 años en Cádiz...

    EG: Si, empecé muy joven. Fue casualidad. En mi familia no cantaba nadie, ni nadie tocaba las palmas ni la guitarra ni incluso había afición al flamenco. Yo soy el pequeño de 3 hermanos y mi madre tenía que llevar por las tardes a mi prima a la escuela de baile y en mi casa no me podía quedar solo así que el pequeño tenía que acompañar a mi madre a la escuela de mi prima. Pasaron 2 días y al tercero que tenía que esperar a que mi prima acabara su baile me aburría sentado en el banco y como era (y soy) tan polvorilla...en un acto de rebeldía dije yo quiero entrar y no quiero estar más tiempo aquí sentado. Fue entrar en aquellas clases y no he vuelto a salir de este maravilloso mundo que se llama Flamenco.

    AYC: Camino que fue creciendo poco a poco y que te han llevado a trabajar con los más grandes.

    EG: Aída Gómez, Eva la Yerbabuena, Javier Latorre, Antonio Canales...la verdad que no ha sido un camino fácil pero tampoco muy difícil. En ese camino del que hablas me he encontrado a grandes maestros. Me fui con 18 años a Madrid a estudiar con Aída Gómez, luego con Javier Latorre, él me involucró en otros mundos que me llevaron a contactar con Eva la Yerbabuena, con la cual sigo trabajando. De ahí me conoce Rocío Molina que me abre la mente y un millón de ideas y de formas de ver el Flamenco. Conozco también a Antonio Canales que era uno de mis sueños y mis ideales a cumplir, yo quería ser como Antonio Canales. Esa ilusión fue y sigue siendo muy grande, primero al conocerlo y ser su alumno, posteriormente, hoy en día cuando él, mi maestro, viene a verme actuar y tras el espectáculo viene al camerino me abraza, me da un beso y me dice enhorabuena. Es una gran recompensa, un gran orgullo y la parte que más me emociona. Cuando el maestro toca la puerta de tu camerino, ves su sonrisa, el brillo de sus ojos y como dice ese niño al que siempre he visto lo veo hoy grande y crecer en este mundo.

    AYC: Y en el año 2013 Desplante en La Unión.

    EG: Sí, me tocó en ese año 2013. Venía de actuar con Eva la Yerbabuena que tuvo un parón por el embarazo de Marieta su hija pequeña y era el año en el que no íbamos a trabajar con ella. Yo necesitaba hacer algo y dar un paso más, hacer algo importante que aportara fuerza a mi carrera. Algo importante y diferente era intentar ganar el Desplante, un premio muy prestigioso, internacionalmente conocido y que me ha abierto muchas puertas como la Bienal de Sevilla o el Festival de Jerez. Todo eso yo no lo iba a conseguir si no tenía el premio. Llevaba una amplia carrera perteneciendo a distintas compañías como solista o en el cuerpo de baile. Todo era "a través de" o "por parte de" y yo necesitaba ver mi nombre como cabeza de cartel. Ese fue el momento ideal para intentarlo y pensé ahora o nunca. Nunca había sido de concursos pero lo intenté y La Unión fue y sigue siendo un lugar especial, por ese Desplante y las puertas que me ha abierto.

    AYC: Has pasado de ser alumno, a que tus maestros vengan a verte y ahora ser tu el maestro...

    EG: Maestro, maestro...enseño lo que puedo y ojalá pudiera enseñar la mitad de lo que mis maestros a mi me han enseñado. Ahora mismo me dedico a dar lo que sé y lo que tengo, me queda muchísimo por aprender y estoy seguro que lo seguiré haciendo. Si que es verdad que lo hago con la misma ilusión con la que lo hicieron conmigo y con la emoción de decir si tengo esto, no te voy a enseñar esto...sino como llegar a ello y porque el paso es así o no. No es mucho lo que tienes que dar...es menos. Más es menos. Enseñar el camino, porqué se hace así, porqué la labor de llegar a ese momento. Es más importante saber dos pasos y expresar mucho con esos dos pasos que dar muchos y no expresar nada.




    AYC: ¿Cómo entiende Eduardo Guerrero el Flamenco?

    EG: El Flamenco dejé de verlo de forma tradicional. A veces el Flamenco es un muro que no deja avanzar, topamos con ese muro con el que siempre chocamos, una y otra vez. Así no podemos crecer ni nosotros los artistas ni al propio Flamenco. Entonces el Flamenco es un muro con el que chocas y una y otra vez pero ante el que yo no me paro, choco e intento escalarlo para ver que hay detrás de ese muro. No me importa seguir hacia adelante, saltar ese muro y volver a el cada vez que sea necesario.

    AYC: ¿Renovación frente a purismo?

    EG: Es lo que hablábamos antes...si no podemos saltar ese muro no nos dejan descubrir ni crecer ni avanzar. ¿En otros campos si y en el Flamenco no? Hay que dejar que cada uno lo interprete a su manera y respetar el espacio de cada uno y para ello hay que ir con la mente limpia al teatro. No ir infectado con lo que leemos, vemos o somos, sino de lo que vemos ahora. Si algo me gusta, me gusta no porque antes se hiciera de una forma u otra va a dejar de gustarme. Antes había pan para comer y ahora hay langostinos..¿dejamos de comer langostinos porque antes sólo había pan? Respetemos el poder avanzar y retroceder cada uno libremente que eso nos hará crecer a nosotros y al público.

    AYC: ¿Qué espejos ha tenido Eduardo Guerrero?

    EG: Siempre me he fijado en muchos maestros. Para mi Mario Maya es fundamental pero ahora también pienso y digo Antonio Gades, Antonio el bailarín o el Farruco tienen algo que no se puede olvidar. Si miro en la actualidad miro a Antonio Canales y lo veo hace 20 años y me quedaba alucinado antes y ahora, me sigue sorprendiendo. Eso es lo bonito, ver al artista en otras evoluciones, como se mueve y como su cuerpo respeta los distintos tiempos que vive. No puede hacer lo que hacía con 20 años pero hace otras que son magníficas y que sólo puede hacer con el conocimiento de los 50. Es lo que hace al artista y lo que a mi me gusta ver como espectador. Con 20 años tienes ganas de hacerlo todo y no puedes parar porque es lo que te pide el cuerpo. A los 25 el cuerpo te pide otra cosa y a los 30 otra. Esta evolución es la que he vivido junto a grandes maestros, y junto a otros maestros más jóvenes como Rocío Molina o Eva la Yerbabuena...las he visto jóvenes y madurar. Eso me gusta y me enriquece saber y conocer que mi cuerpo me pide esto pero que mañana me pedirá otras cosas.





    AYC: ¿Con quién te gustaría trabajar?

    EG: Tengo ilusión de trabajar con otros tipos de música y otros tipos de coreógrafos. Poder seguir jugando y descubriendo y que mi cuerpo siga respondiendo a ello. No tienen porque ser ni flamencos, contemporáneo ni de ninguna clase cerrada. Quiero abrirme al mundo, a la danza, al flamenco, al teatro. No tengo miedo ahora mismo. Tengo ganas de descubrir, no por inventar nada ni ser el creador de nada, no al revés. pero tampoco que me encadenen. Hay una persona que me escribe habitualmente y me dice pajarito...y ese pajarito, que soy yo, no quiere estar dentro de una jaula. Yo quiero ser un pájaro que realmente vuelve sin rumbo, a donde quiera, no me importa ir y volver. No tengo miedo a ello.

    AYC: Hoy en día hay una nueva hornada de jóvenes flamencos ¿Estáis construyendo un nuevo flamenco?

    EG: Sí, ahí estamos. En el cante ya lo hizo Enrique Morente que era indiscutiblemente el creador al que nadie entendía, nadie lo respetaba y tuvo que ocurrir algo para que la gente lo entendiera, lo respetara y lo escuchara. Hoy en día nos arrepentimos de lo poco que lo dejamos hacer porque se fue joven. ¡No sigamos haciendo lo mismo! ¡Esto ya ha pasado! No sigamos haciendo daño que nos perjudica a nosotros mismos. ¿Nos arrepentimos de no dejarlo hacer más cosas? Escuchas a Morente y es más actual que los que escuchamos ahora. Nos ha pasado igual con Paco de Lucía...¿y porqué no dejamos que haga cada uno lo que quiera? Siempre hemos presionado a los artistas en hacer solo una cosa y que se encasillara solo lo que todos queríamos. Ese es un problema que nos hace chocar nuevamente con el muro. ¡Pasemos ya del muro! Dejadnos entrar, salir, subir o bajar...ese muro y que cada uno haga lo que quiera. Nadie hablaba de Andrés Marín y es un genio, nadie creía en Israel Galván y es otro genio. Igual pasan 10 años y es el flamenco que baila la gente y ahora mismo no lo compartimos. Dejemos y respetemos a todo el mundo porque hay público de todo tipo. Que cada uno escoja. Veamos todo tipo de baile, de movimientos, de ejecuciones y ahí se enriquecerá todo. Hoy hay espectáculos de fusión entre contemporáneo y purismo, flamencos puros o solo contemporáneos...no solo existe el blanco o el negro, también está el gris. 

    AYC: ¿Qúe proyectos e ilusiones tienes en estos momentos?

    EG: Ahora mismo ha sido estrenar el Callejón de los pecados en la Bienal de Sevilla con gran éxito, luego lo llevamos al Festival de Jerez y también hemos estado en París en la bienal. Los propósitos que tengo previstos siguen siendo crear nuevos proyectos con Rocío, Eva e indagar con algo que tengo entre mente con un director del que no puedo dar más datos hasta que no se cierre. Hay cosas en mente que están en la olla y esperando a que el cocido esté listo.







    AYC: Te digo unos nombres y me respondes según pienses...

    Carmen Amaya: Fuerza.

    Antonio Gades: Las líneas.

    Antonio Montoya Farruco: Nervio.

    Tablao: Improvisar.

    Jerez: Soniquete, arte...yo he aprendido mucho en Jerez pero hay que abrirlo, que se enriquezca y que siga descubriendo cosas nuevas.

    Sevilla: Maravilla.

    Murcia: Sueño, soñé mucho con el premio y una vez que lo cogí pensé que mi sueño se había cumplido y una vez que lo había cumplido tenía que volar...pensar mi nuevo camino y volar.

    Eduardo Guerrero: ¿Futuro? No se...es complicado hablar de uno mismo. Lo dejo a los demás, que opinen y hablen de mi. Ojalá que ese nombre, mi nombre, sea el que suene durante mucho tiempo. Yo lo voy a intentar con toda la ilusión del mundo y voy a poner en el asador todo lo que haya que poner.

    AYC: Déjame que yo acabe por favor...Eduardo Guerrero un grande.

    EG: Oleeeee y gracias.

    AYC: Gracias a ti y un abrazo. Un grande.



























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