Cual Julio César tras vencer en la Batalla de Zela al Rey Farnaces II del Ponto, la actuación de Cynthia Cano anoche en la Semana Grande de Cajamurcia se podría resumir con esa locución latina atribuida por Suetonio al general romano; vine, vi y vencí. Venció la bailaora. Salió victoriosa en la presentación de su espectáculo "A mi aire" en su ciudad, Murcia, por su flamencura, por su arte, por su pasión y por la fuerza que desplegó en las tablas del auditorio de Gran Vía 23.
Comenzó la noche por Tangos, con la adaptación del Libertango de Astor Piazzola, bellísimo, que el piano de Ángel Valdegrama, la guitarra flamenca de Faustino Fernández y la percusión de Daniel López regalaron a la elegancia y vigor del baile de una Cynthia vestida al estilo porteño y quién aunó la fuerza de su taconeo, eterno, a la seducción propia del Tango argentino, personificada en su mirada profunda, embaucadora. Una delicia.
Cynthia Cano por Tangos (adaptación de Libertango)
Entró a escena a continuación el maestro Piñana arrancando su cante por Alegrías, que, de nuevo, la murciana convirtió en un espectáculo para los sentidos. De puro marrón, mantón de manila agitado al aire con torería, taconeado y escobillas a compás de sus compañeros, llenaba Cynthia Cano todo el espacio escénico con el temperamento y voluptuosidad de su baile, festero y brioso, jaleado por el público que abarrotó el Aula de Cultura de Cajamurcia.
La voz de Curro Piñana volvió, a renglón seguido, a emocionar al auditorio con su versión, flamenca, junto al piano de Valdegrama, de "Dos gardenias" del mítico Antonio Machín. Por Martinete-Seguiriya al compás del sonido del marro en la fragua siguió el espectáculo, con el cante, potente, serio y jondo del cartagenero quién acompañó de nuevo a la bailaora, esta vez de falda negra y cuerpo de encaje con mantón blanco. Ceremoniosa, comenzó su baile sentada, taconeando, junto a Piñana y el tocaor Faustino Fernández, para posteriormente seducir al público con su potente mirada, intensos y elegantes braceos rematados con su enorme presencia escénica. Brutal.
Cynthia Cano por Alegrías
Curro Piñana y Cynthia Cano por Seguiriya
El lamento de la guitarra de Faustino Fernández por Taranta prosiguió en este viaje, ahora instrumental, al que se le unió la flamencura del piano de Valdegrama, ofreciéndonos un recuerdo a Mercedes Sosa con "Alfonsina y el mar", una vez más, emoción contenida y olés a ambos. Piñana nos trajo de nuevo su cante por Zambra y Bulería, reivindicando a los clásicos, "Niña de fuego" de Caracol y "Se llamaba Carmen" de Mairena. Y volvió Cynthia. Apareció entonces la Cynthia Cano más canastera, con gracejo, pellizco, con picardía en su baile y reminiscencias, en palabras del especialista en Flamenco y gran conocedor del baile de Cynthia, Antonio Parra, a Matilde Coral y su estilo más sevillano. Volvió a ocupar así esta realidad del baile en esta alicaída Región de Murcia cada hueco del Aula de Cultura de Gran Vía 23 y arrancó la murciana una vez más al público de sus asientos, público que agradeció su esfuerzo con una ovación cerrada tras su derroche de energía y arte en esta Semana Grande de Cajamurcia que tiene ya con letras doradas escrito un nombre para la posteridad: Cynthia Cano.
¡Ole tú Flamenca!
Cynthia Cano por Bulerías
Cynthia Cano por Tangos (adaptación de Libertango)
Entró a escena a continuación el maestro Piñana arrancando su cante por Alegrías, que, de nuevo, la murciana convirtió en un espectáculo para los sentidos. De puro marrón, mantón de manila agitado al aire con torería, taconeado y escobillas a compás de sus compañeros, llenaba Cynthia Cano todo el espacio escénico con el temperamento y voluptuosidad de su baile, festero y brioso, jaleado por el público que abarrotó el Aula de Cultura de Cajamurcia.
La voz de Curro Piñana volvió, a renglón seguido, a emocionar al auditorio con su versión, flamenca, junto al piano de Valdegrama, de "Dos gardenias" del mítico Antonio Machín. Por Martinete-Seguiriya al compás del sonido del marro en la fragua siguió el espectáculo, con el cante, potente, serio y jondo del cartagenero quién acompañó de nuevo a la bailaora, esta vez de falda negra y cuerpo de encaje con mantón blanco. Ceremoniosa, comenzó su baile sentada, taconeando, junto a Piñana y el tocaor Faustino Fernández, para posteriormente seducir al público con su potente mirada, intensos y elegantes braceos rematados con su enorme presencia escénica. Brutal.
Cynthia Cano por Alegrías
Curro Piñana y Cynthia Cano por Seguiriya
El lamento de la guitarra de Faustino Fernández por Taranta prosiguió en este viaje, ahora instrumental, al que se le unió la flamencura del piano de Valdegrama, ofreciéndonos un recuerdo a Mercedes Sosa con "Alfonsina y el mar", una vez más, emoción contenida y olés a ambos. Piñana nos trajo de nuevo su cante por Zambra y Bulería, reivindicando a los clásicos, "Niña de fuego" de Caracol y "Se llamaba Carmen" de Mairena. Y volvió Cynthia. Apareció entonces la Cynthia Cano más canastera, con gracejo, pellizco, con picardía en su baile y reminiscencias, en palabras del especialista en Flamenco y gran conocedor del baile de Cynthia, Antonio Parra, a Matilde Coral y su estilo más sevillano. Volvió a ocupar así esta realidad del baile en esta alicaída Región de Murcia cada hueco del Aula de Cultura de Gran Vía 23 y arrancó la murciana una vez más al público de sus asientos, público que agradeció su esfuerzo con una ovación cerrada tras su derroche de energía y arte en esta Semana Grande de Cajamurcia que tiene ya con letras doradas escrito un nombre para la posteridad: Cynthia Cano.
¡Ole tú Flamenca!
Cynthia Cano por Bulerías
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