El viernes pasado llegó cargado de buen flamenco a La Puerta Falsa en la voz de la cantaora María Canet. La almeriense ofreció un bonito recital de corte clásico acompañada por el excelente toque de la guitarra flamenca de Rosendo Fernández. Durante algo más de una hora y media ambos dejaron correr el duende ante la afición de Murcia Flamenca que agradeció el esfuerzo y las ganas que la seminifinalista de la edición número 54ª del Cante de las Minas puso en su presentación en nuestra ciudad. Un placer para los sentidos aquella noche...
Comenzó el recital por Petenera, ese cante que Antonio Chacón, la Niña de los Peines o Pepe el de la Matrona popularizasen a mitad del siglo pasado. Rajao su cante en estas primeras estrofas que nos regaló la cantaora. Recordó en su segundo cante a la granadina Marina Heredia, su maestra por Tangos, ofreciendo la almeriense su versión de los Tangos de Graná que borda la hija del Parrón. y que bordó la María Canet. Por Mineras fue la siguiente parada; jonda la guitarra de Rosendo y desgarrador el lamento en la voz de María. ¡Qué derroche de fuerza!
Volvió a Levante María Canet por Taranto y Levantica y volvió con ese quejío profundo que emana de sus adentros y que impresiona al que la escucha. Como impresionante la fuerza de la guitarra de Rosendo Fernández, bonita comunión de cante y toque el suyo.
Se han levantao
mare que fataliá.
las minas se han levantao
por cuestiones del jornal
la tropa está cargando
a bayoneta calá...
Tras la parada por Levante, y para cerrar la noche, nos fuimos por Soleá por Bulerías y Bulerías, acompañadas a las palmas por los hijos de Rosendo Fernández, bulerías que bordaron María y Rosendo, Rosendo y María levantando al público de sus asientos. Público que con una gran ovación impidió que María Canet nos dejara tan pronto. Volvió entonces la almeriense al escenario para regalarnos un bonito cante por Huelva despidiéndose de Murcia Flamenca por Fandangos, agradecida y deseando volver a encontrarse con un público que sabe escuchar y que disfruta del buen flamenco. ¡Ole tú, María! ¡Te esperamos pronto en esta tierra!
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