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  1.  Recorrió anoche el Parque de la Aduana de San Pedro del Pinatar el duende del genio Camarón de la Isla durante la celebración de la vigésima edición del Festival Flamenco de San Pedro del Pinatar. Paseó por las tablas su esencia en las voces de tres grandes cantaores que hicieron las delicias de un público que abarrotó el auditorio de la ciudad costera. Durante más de tres horas de espectáculo, Pedro El Granaino, Antonio Reyes y Miguel Flores Capullo de Jerez al cante y Antonio El Pipa al baile ofrecieron su arte y su recuerdo al hombre, José Monge Cruz, al mito Camarón de la IslaGema Monge, hija de Camarón, recibió de la mano de la alcaldesa de San Pedro del Pinatar una placa homenaje en el 23 aniversario del prematuro fallecimiento del de la isla de San Fernando. ¡Viva San Pedro del Pinatar! ¡Vivan los gitanos! Proclamó Gema...


     Rompió el silencio de la noche Pedro El Granaino con la Nana del caballo grande, del maestro de la isla de San Fernando. Con el toque de Raúl El Perla por soleá comenzó el recuerdo a otro mito, Enrique Morente con Tu vienes vendiendo flores que El Granaino llevó a sus tercios. Arrancó a continuación por bulerías que comenzaron a caldear la velada en el Parque de la Aduana. Tras una serie de letras por fiesta volvió El Granaino a parar y mecer su cante por soleá para cerrar una gran actuación por fandangos, a pelo, muy aplaudidos por el respetable. Alto dejó su listón a sus compañeros de gala Pedro El Granaino que fue despedido con una gran ovación del público pinatarense.


    De Chiclana llegó el segundo protagonista del festival, Antonio Reyes, quien dio una lección de cante pausado y jondo en San Pedro del Pinatar. Comenzó su recital por soleá, que remató por bulerías, para llevarnos a continuación por tangos en los que demostró el gusto y la elegancia en el cante. Bordó la seguiriya, llenándola de sensibilidad y duende junto al lamento de la guitarra de Jerito Carrasco que lo acompañó durante toda la velada. Entró por fiesta a posteriori el chiclanero, nos condujo por bulerías que fueron jaleadas por el público asistente. Y como su compañero, cerró su actuación por Fandangos cantaos por derecho. Dejó claro anoche Antonio Reyes donde está el futuro del cante, un lujo tenerlo en este festival.


    Tras estas dos primeras horas de buen cante llegó el turno del recuerdo. Dª Visitación Martínez, alcaldesa de San Pedro del Pinatar acompañada por Dª Silvia Egea, concejala de Turismo y Cultura, acompañadas por todo el elenco de artistas llamó al escenario a Gema Monge, hija de Camarón de la Isla, para ofrecerle una placa conmemorativa en recuerdo a su padre, al mito gaditano. Agradeció Gema el gesto pinatarense lanzando al cielo un ¡Viva San Pedro del Pinatar! ¡Vivan los gitanos! Que el público aplaudió agradecido.

    Y llegó la revolución. Miguel Flores Capullo de Jerez acompañado al toque por Niño Jero y las palmas y jaleos de Jesús Flores, Juan Flores y Carlos Flores trajo la anarquía y el compás al Festival Flamenco de San Pedro del Pinatar con su cante festero y libre. Comenzó por Soleá por bulería a la que siguieron unos fandangos personales, como él mismo susurró desde el escenario a su legión de seguidore quienes jaleaban al cantaor en cada una de sus intervenciones. Continuó por tangos, de nuevo libres y a compás y cerró por bulerías Miguel Flores su actuación en el Parque de la Aduana, unas bulerías en las que se acordó de la mujer y el enorme valor que tienen en nuestra sociedad (Ole tú Capullo), criticó a los poderosos, lloró por los menos favorecidos, recordó a Camarón de la Isla, cantó a Paco de Lucía y revolucionó a la afición pinatarense en un festival flamenco que aclamó el arte y el genio del jerezano.



    Cerró el Festival Flamenco de San Pedro del Pinatar otro grande, Antonio El Pipa, bailaor, nieto de la gran matriarca del baile jerezano, Tía Juana la del Pipa y sobrino de Antonio y Juana la del Pipa. Comenzó su actuación por su tierra, nos llevó a Cádiz y nos meció por alegrías. De puro blanco abarcaba El Pipa todo el espacio escénico con sus continuas mudanzas e intensos braceos. Coqueteaba con su mirada y jugaba con su americana cual torero ante la embestida de su rival. Estético su baile por alegrías. Nos dejó Antonio acompañados a esta hora de la noche por su grupo quienes nos llevaron por tangos antes de su última aparición sobre las tablas del Parque de la Aduana. Y volvió, volvió El Pipa a las tablas a rematar esta fantástica noche por soleá por bulerías. De nuevo, su baile tremendamente expresivo y gestual, firme en el taconeo, marcando los tiempos y a compás, sirvió de despedida ante un público que abandonó el festival pinatarense con un agradable sabor de boca.




     En definitiva excelente la velada y excelente lo vivido en esta 20ª edición del Festival Flamenco de San Pedro del Pinatar, un festival que manteniendo el nivel mostrado este año seguro que tendrá muchos años más de vida. ¡Ole ustedes señoras. señores! ¡Hasta el próximo año!



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