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  1.  Siguen temblando las tablas del Teatro Romea tras el paso en la noche del pasado jueves de un huracán llamado Farruquito por la Cumbre Flamenca de Murcia. Arrasó el sevillano con su genio al baile en una velada que quedará grabada a fuego en los anales de la historia flamenca de nuestra ciudad. Un abarrotado Teatro Romea aclamó el Improvisao de Farruquito en cada uno de sus desplantes, en cada uno de sus escorzos, en cada una de sus apariciones por el escenario murciano, escenario que tardará en olvidar que un 19 de marzo de 2015 fue asolado por el nieto del Farruco. Una gala de lujo en la segunda noche de una Cumbre Flamenca que hasta la fecha está cumpliendo sobradamente con las expectativas que en ella se tenían puestas. ¡Qué siga el espectáculo!


    Y permítanme señoras, señores, que mi pluma quede hoy desnuda, desprovista de técnicas estilísticas y convenciones. Permítanme amigas, amigos, que estas palabras que hoy brotan de mis adentros nazcan apasionadas y emocionadas. Permítanmelo. Permítanme que hoy estas humildes líneas sean improvisás porque eso, eso hizo anoche en Murcia Farruquito, improvisar. Derramar por arrobas la quintaesencia de su arte, el genio de su raza, la fuerza de su estirpe. Dejando el sevillano volar los duendes junto a un excelente acompañamiento musical que provocó los oles apasionados de un público entregado a su príncipe.


    Como y cuando quiso. Por donde quiera que anduvo, por Bulerías y Alegrías, Tangos y Taranto o por Soleá. De puro blanco, de luto intenso, nacarado o gris plomizo. En solitario, a compás de la flamenquísima guitarra de Román Vicenti o con las voces rotas de sus cantaores. ¡Ole tú Mari Vizarraga! ¡Ole tu cante y tu quejío!

    Llena solo Farrruquito el escenario con sus continuas mudanzas, por el juego a compás de todo su cuerpo, con su taconeo contundente y su técnica deliciosa. Por derecho. Desnudó el baile volviendo a los orígenes y regalando verdad y raíz a lo largo de toda la noche. Fue Farruquito anoche un auténtico terremoto en el que aunó la fuerza de la naturaleza, de su naturaleza, con el conocimiento, la experiencia y el saber decir los bailes. Eso fue anoche Improvisao, eso fue anoche Juan Manuel Fernández Montoya, un exquisito manjar flamenco para nuestros sentidos.




    Y quiso despedirse el maestro por fiesta y agradeciendo a Murcia y a la Cumbre Flamenca de nuestra ciudad su apoyo hace diez años en los momentos más difíciles de su vida...anoche el bailaor saldó esa deuda con esta tierra ofreciendo un espectáculo Flamenco de los que rara vez se ven y de los que no se olvidan con facilidad. ¡Ole tú Juan Manuel Fernández Montoya! ¡Ole tú Farruquito! ¡Ole el Patriarca Flamenco!


















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