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  1.  Andaba Murcia con ganas de Flamenco. Echábamos ya de menos las galas de Murcia Flamenca que por fin han vuelto tras la celebración de su II Concurso de Cante hace pocas semanas. Y llegaron, llegaron. Volvieron llenas de raza, arribaron apasionadas, regresaron con fuerza por arrobas. La raza, pasión y fuerza que la almeriense Rocío Garrido imprimió en su baile. Pero no sólo la Garrido embrujó al respetable. El cante de la cordobesa Anabel Castillo junto al toque del también almeriense Francis Hernández hicieron que la noche murciana respirara arte y embrujo por los cuatro costados...


    Llegó a Murcia Flamenca el pasado sábado por la noche un ciclón llamado Rocío Garrido. Un ciclón que arrasó las tablas de La Puerta Falsa. Un ciclón que derrochó fuerza y arte en una noche mágica para los que aman el Flamenco. Un ciclón que está en su punto más álgido y que tiene visos de arrasar allá por donde pase. Así es Rocío Garrido, así es su baile y así lo dejó más que demostrado en la primera gala del mes de marzo de Murcia Flamenca

    Con un ligero retraso comenzó el espectáculo en la voz de Anabel Castillo por Tiengos Tangos. Bonito su aire. Por Tarantos nos fuimos en el segundo cante de la noche, cante en el que apareció por primera vez la bailaora. Solemne, imponente y severo su rictus. Enérgicos sus escorzos y taconeos. Increíbe su mirada, esos ojos negros que luce impenetrable la almeriense. Impresionó Rocío Garrido en esta su primera intervención (a pesar de los problemas técnicos surgidos) y dejó claro, bien claro, que había venido a Murcia a que nadie olvidase su nombre.



    Por Petenera, ya sin Rocío Garrido en el escenario, continuó el espectáculo. La de la rubia, la Petenera chica y la grande, cantes con halo de mal fario que nos contó Anabel. pero cantes muy complejos que la cordobesa cantó por derecho. A Huelva, por Fandangos Abandolaos, los de Pérez de Guzmán. nos llevó la cantaora hasta la nueva aparición del baile. Rocío Garrido por Cantiñas volvió a revolucionar la noche con ese derroche físico y emocional que ofrece en cada una de sus apariciones. 



    Espectacular ese viaje por Cádiz, viaje que continuó por Bulerías. De nuevo inmensa Anabel Castillo quién jugó a su antojo con viejas y queridas Coplas; Procuro olvidarte, Dueña, A quién le importa o Qué sabe nadie. En efecto querida amiga...

    ¡Qué sabe nadie de lo que nos gusta o no nos gusta de este mundo!
    ¡Qué sabe nadie lo que prefiero o no prefiero en el amor!
    ¡Qué sabe nadie si no yo mismo muchas veces se que quiero!

    Atronadora fue entonces la ovación de un público ya entregado al cuadro. El fin de fiesta de nuevo con Rocío Garrido en el escenario volvió a llevarnos por Bulerías. Mágico ese instante de exaltación y comunión entre público y artistas como mágica (y corta) fue la noche que vivimos en La Puerta Falsa de Murcia.  ¡Ole ustedes señores/as!








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